El individuo que sufre angustia tiene miedo a “no controlar” y “volverse loco”. Malvive pendiente de la aparición repentina de malestar intenso.
Frecuentemente, las preocupaciones y las rumiaciones constantes desembocan en planteamientos negativos. Nos tememos lo peor y tenemos síntomas de angustia, es decir, dificultades para conciliar el sueño, desesperación y evitación
de todas aquellas situaciones que nos hacen sentir pavor.
A continuación mentaré los síntomas más frecuentes de angustia. No obstante, lo aquí expuesto no exime de la consulta a un profesional de la salud.

Angustia y ansiedad. ¿Cuáles son los síntomas de la angustia?
Sofocos
Aumento del sudor
Sequedad bucal
Falta de aire
Ahogo
Asfixia
Opresión en el pecho
Temblores
Escalofríos
Órganos entumecidos
Palpitaciones
Aumento de la frecuencia cardíaca
Tensión muscular
Mareos
Náuseas
Molestias abdominales.
El sentimiento de angustia hace que la persona sufra un estado de angustia generalizada que sienta que no es ella, que lo que vive no es real. El individuo que sufre angustia tiene miedo a “no controlar” y “volverse loco”. Incluso
teme morirse ante esta aparición repentina y episódica de malestar intenso, con un pico máximo en los primeros 10 minutos.
La persona angustiada malvive por ello, es necesario que solicite ayuda psicológica. Cada caso es diferente y por ello debe tratarse a nivel individual con el psicoterapeuta. El terapeuta estudiará si se trata de ansiedad
o/y angustia, términos que hoy día tienen unos límites difusos. De hecho, la crisis de ansiedad se conoce también como trastorno de pánico o trastorno de angustia. Asimismo, el psicólogo estimará factores biológicos, psicológicos
y ambientales para en definitiva ayudarnos a atajar el sufrimiento.